Bello balcón.
Estampa de casa solariega. Fotos. M.Ayete
La casa de la parra y su escudo
Escudo nobiliario.
Bodegas del ayuntamiento con arco apuntado,
antes de su restauración
El casco urbano nevado. J.C.M.
El Ayuntamiento, antes de comenzar las obras de reforma. Publicado en Patrimonio histórico de Aragón. Inventario arquitectónico de Teruel (1991). Félix Benito Martín
Rincón de la Plaza que accede al portal de la Virgen María
La iglesia dominia el pueblo. R.B.P.
Huesa tiene un entramado urbano complejo, salpicado por varios portales y callizos que le aportan un gran encanto. A ello también contribuyen las calles estrechas y de pronunciada pendiente que apuntan simbólicamente hacia su castillo medieval. Todavía perviven algunos elementos como verjas, puertas de madera muy trabajadas y casas señoriales.
Debemos destacar los tres portales recoletos que antiguamente darían paso a bulliciosas calles y a la plaza Mayor, un espacio desde el que podíamos admirar el antiguo ayuntamiento, y a la capilla abierta bajo tres arcos apuntados.
Nuevas plazas, en memoria de sus tiempos medievales se abren junto
a los solares con restos de la presencia judía de Huesa, y de las aldeas
del feudo de la Honor de Huesa.
Huesa tuvo presencia judía.
Hace años aparecieron los restos de
una vivienda o sinagoga judía.
Portal del este.
Portal del Norte
Puerta tallada, junto al portal del este.
Portal de la Virgen. Tres arcos apuntados le dan acceso.
El castillo de Peñaflor, la silueta de Huesa en el mundo.
R.B.P.
Detalles de la casa de los Latorre, la familia
más opulenta de la localidad.
Fotografías de F.J.L.A. (2002 y 2003) y J.C.M. (1999), Miguel Ayete y Ramón Burillo Plou.
El castillo de Peñaflor se encarama a poderosos riscos verticales sobre la población y el río Aguasvivas. Parece ser de los más antiguos de las sierras turolenses (siglos XII y XIII).
En la actualidad los restos más espectaculares son los de los torreones del lado este, por su caída a plomo sobre el abismo. En el otro extremo se levanta un pequeño lienzo de muralla donde se conserva un depósito con bóveda.
Los accesos al mismo castillo debieron estar muy localizados,
al final de zigzagueantes senderos, donde la propia colina era parte de las defensas
exteriores.
La propia Huesa del Común debió estar bien defendida tras sus numerosos portales, bajo arcos de medio punto. Félix Benito dice que por la colina descendían dos murallas laterales hasta la parte baja de la población que coincidiría con los mismos.
El poderío de esta posición inexpugnable la convirtió en la capital de un feudo que englobaba a varios pueblos vecinos. Aparece como tenencia cristiana en 1154. Antes de esta fecha ya aparece alguna mención a Huesa en el propio Cantar del Mío Cid, como Ossa. Es más que probable que el Cid Campeador buscase por estas tierras su botín, sino algún punto débil en la propia fortaleza.
La luminosidad y dominio del paisaje hacen del castillo un magnífico mirador, dueño de un espacio áspero y anatómico, labrado por los caprichos de la geología y la obstinación del río.
Enorme ventana en el torreón
Todo el juego para el fotógrafo.
Imponente aspecto sobre las moles macizas.
Fotografías de F.J.L.A. (2003).
Fuente de los textos: Félix Benito Martín Patrimonio histórico
de Aragón. Inventario arquitectónico de Teruel
El molino de Anadón.
Generó electricidad en la primera mitad del siglo XX.
Huesa tuvo al menos cuatro molinos y varios batanes.
La nevera de hielo.
Hoy está restaurada, y la mitad superior se ha
reconvertido en sala de exposiciones
Muestras de elementos cerámicos
para construcción y un botijo.
Dos imágenes de la parte superior del horno del alfar, con la bóveda abierta.
Huesa del Común poseyó una gran tradición alfarera, ahora perdida, con nueve alfarerías a comienzos del siglo XX. Quedan restos de los alfares y hornos en el barrio de las Ollerías. También podemos ver piezas cerámicas de Huesa y una maqueta de su alfar en el Museo de Zaragoza (Sección de Etnografía).
Por supuesto, Huesa contó con muchos otros tipos de medios de producción tradicionales en tantos pueblos aragoneses, entre los que queremos destacar los molinos harineros, batanes, y la nevera para hielo. Algunos de ellos están en franco abandono, pero la nevera fue recuperada y acondicionada como sala de exposiciones.
Huesa es famosísima por sus alfares y ollerías.
Este es el último alfar.
Horno de cerámica.
Maqueta del alfar de las ollerías en
el Museo de Zaragoza, Sección de Etnografía.
Fotografías de F.J.L.A. (2002 y 2003)
Panorámica de la decoración de esta
iglesia pequeña y hermosa.
Nave central y retablo
Portal de la iglesia
Hermosa estampa del escudo de la villa
en el techo de la iglesia
La iglesia parroquial de San Miguel destaca sobre el casco urbano por su esbelta torre de ladrillo con influencias mudéjares.
La torre, en la cabecera de la iglesia, de tres cuerpos, cuyos dos últimos son ocavado y octogonal respectivamente. El cuerpo inferior, cuadrado tiene tres fajas de decoración mudéjar de rombos.
Se trata de una iglesia barroca datada en 1604, con tres naves separadas por anchos pilares que le otorgan sensación de solidez a la vez que aislan las capillas laterales y los corredores de la vista.
La nave central se cubre con una bóvedad e medio cañon con lunetos, las laterales con cúpulas vaídas.
La luminosidad y bella decoración de la iglesia, totalmente pintada, crean un magnífico espacio, de visita obligada.
La predicadera
Panorama de la techumbre,
que no hace justicia al original
Pila bautismal tras la reja
Nota histórica sobre el anterior pintado de
la iglesia
Fotografías de F.J.L.A. (2002).
Fuente de los textos: Félix Benito Martín Patrimonio histórico
de Aragón. Inventario arquitectónico de Teruel
Espectaculares montañas de estratos verticales
nos llevan a un mirador sobre el río y el pueblo
Ermita de Santa Quiteria
Merendero
Peirón recientemente restaurado.
Uno de los árboles monumentales de Aragón
se encuentra en Huesa del Común (R.B.P.)
Construcciones populares. Aún subsisten en 2003. (M.A.)
Huesa ofrece al visitante bellísimos rincones, como el entorno del antiquísimo puente, donde existe un merendero bien equipado y se ha acondicionado un mirador a cierta altura sobre el río, todo ello completamente integrado en el paisaje.
Y es que la naturaleza es soberbia en Huesa, y sus piedras juegan con las formas y con el río, poniendo freno a la mirada distraída. Son dignos de admirar los acantilados a los que se asoma el castillo y tras los que se localizan varias vías de escalada.
Un poco más alejada del casco urbano encontramos la ermita de Santa Quiteria, una sólida construcción del XVIII, barroca, de tres naves.
Y siguiendo el antiguo camino a Blesa hallaremos el mayor peirón de Aragón, una bella construcción que apunta al cielo, protegiendo y marcando un hito para los viajeros que desde siglos atrás lo encontraban a los pies del tranquilo río Aguasvivas.
Las hermosas crestas sobre las que se
levanta el castillo de Peñaflor.
Peirón de S.Miguel. El más alto de Aragón.
Antiguo edificio, anexo a la ermita de Sta. Quiteria
Un armonioso puente, centenario
sobre el Aguasvivas,
nos da acceso a un molino,
la huerta y las vías de escalada.
Nuestras montañas labradas por el Aguasvivas
son una experiencia para cualquier
amante de la fotografía. (R.B.P.)
Fotografías de F.J.L.A. (2002) y J.C.Mancera. (1999) Miguel Ayete (2003) y Ramón Burillo Plou
Todavía quedan dos peirones en pie en Huesa del Común, pero se tienen pruebas fiables de la existencia de otros siete y probablemente de alguno más.
"...situado al final de la Vega, protegía la entrada del camino
de Blesa;"
"... barroco de ladrillo, grandioso y esbelto, está construido sobre
una base cuadrada de piedra de 4x4 metros, a la cual, formando escalera, se le
superpuso otra de 2,70x2,70 y aún una tercera de 2x2 metros, sobre la cual
simétricamente se alza el peirón, de base cuadrada, de 1,20 m. de
lado y de una altura total de 6,90 metros, que supongo estaría rematado
con una pequeña cruz de forja. Una pequeña imagen del Santo (por
cierto, manco de la mano derecha y sin sujetar su pedestal) ocupa el hueco de
la hornacina. Los adornos en su cara son iguales: decoración mudéjar
de rombos al igual que todo él. Estimo que puede ser de la misma época
que la torre de la Iglesia (1604-1609) y me aventuro a decir que antaño
pudiese tener adornos mudéjares de cerámica, dado que en sus pies,
desparramados, se han encontrado fragmentos de baldosines vidriados en verde y
azul".
Necesita de urgentes reparaciones.
Peirón de SAN PEDRO. Estado en el que se encuentra en la actualidad (agosto de 2000). Ha sido restaurado recientemente y la imagen se halla en buen estado de conservación.
"De construcción rústica (piedra y ladrillo forrados de yeso), no muy alto y sin ningún adorno", protegía la entrada de "Plou (hay que recordar que este camino subía por el llamado "atajo" hasta la Loma de la Horca)"
"...situado en el vértice que forman las hiladas del Cerro y del Val y bastante separado de los caminos, vigilaría a los procedentes de Anadón y Salcedillo y a los que bajasen por el Val. Los restos muy visibles y apreciables en lo más alto del Cerro, hacen pensar en la existencia de dos peirones,..."
"...con restos visibles de piedra sin labrar en su base de 70x80 cm., en el Alto del Molino de Plou, protegía la entrada de los procedentes de Plenas, Moyuela, Moneva y de los que accedían en carro procedentes de Blesa".
"El desaparecido en Los Tres Caminos, cuyo nombre cierto no se recuerda pero sí la existencia de uno en este lugar, bien pudiera haber protegido el acceso por la Faja Roya a carros y galeras. Para los que expongan alguna duda recordaremos que no existían carreteras en otros tiempos y el camino para Rudilla y Monforte era por el Pleno, con una fuerte cuesta arriba o abajo, según tocara, (aún visible hoy en día y que usan con el ganado) que andando o en caballería se podía se podía realizar, pero lo veo dudoso con aquellos carros de antaño".
"...cuyos restos aún se encuentran en el Huerto de San Juan, próximos al cruce del camino de la Vega con el de Menaya".
"El peirón de San Benito, en el Morinillo, en la esquina del comienzo del camino del mismo nombre, protegía el acceso de caminantes o de caballerías que 'atajando' quisieran llegar a 'La Villa'".
"El de los Santos Mártires, parecido al de San Miguel, derribado durante la Guerra Civil para construir en su lugar una "garita de guardia" en donde hoy tenemos el transformador, se encargaría de proteger el acceso de Muniesa y del camino del Palomar".
El de "...San Pablo, nombrado en todas las ocasiones que he tratado el tema de los peirones y de cuyo emplazamiento no se ha sabido dar razón. ¿Fue quizás el de Los Tres Caminos?. Algunos aseguran que no. Siendo así, pudo ser el del Pleno o el del Amadeo. ¿O acaso existió algún otro más?"
"Tomando como base lo anteriormente expuesto y, a pesar de todos los peirones
mencionados, cabe la hipótesis de la existencia de uno más de ellos
para completar el cerco de protección por todos los accesos a Huesa. Este
pudo estar situado en la proximidades del Cementerio para proteger la entrada
por el camino de Maicas. ¿Sería el de San Pablo?"
Peirón de S. Miguel, el más alto de Aragón: 7,20 m, en el camino a Blesa.
Fotos: FJLA (julio de 2002, y junio 2003).
Los datos sobre los peirones de esta página, han sido tomados del artículo de M. Ayete Belenguer, Revista OSSA (nº 2, Diciembre 1995), Asociación Cultural "Castillo de Peñaflor" de Huesa del Común.
Los peirones en Aragón de Manuel Pérez Belanche.
Artículo aparecido en el Periódico de Aragón, el 10 de febrero de 2002, por Roberto Miranda.